miércoles, 24 de febrero de 2010

DURA PALABRA

"Entonces ella vino y le adoró, diciendo: Señor, socórreme! Más El respondió, y dijo: No está bien tomar el pan de los hijos, y echarlo a los perrillos. Y ella dijo: Si, Señor, mas los perrillos, debajo de la mesa comen de las migajas de los hijos." Mateo 15: 27-28.

Cuántos perrillos hay en "nuestras" congregaciones; que adoran a Dios, le reconocen como el Hijo de David, y claman pidiendo el favor de Él? Y aun así El Señor misericordioso responde a las peticiones, por su infinito amor y la fe de la gente; pero, cuidado! eso no significa que sean sus hijos; se han contentado con las migajas, y lo peor es que los pastores y líderes se acostumbraron a dar migajas; mensajes y sermones refritos, humanistas, que buscan mantener a los asistentes contentos, predicando falsos contentamientos, no viendo que viene la hora en que el Señor, Bendito sea su nombre, caerá implacable sobre los necios e insensatos destrozándolos sin dejar un tiesto para traer fuego del hogar, ni agua para beber.

Ya es hora de revisar donde perdimos nuestro primer amor, si es verdad que lo hemos tenido; es hora de volvernos a Dios de todo corazón, con arrepentimiento genuino, con deseo de ser un verdadero adorador, que adore al Padre en espíritu y verdad, pues ese tipo de adoradores está buscando El para que le adoren. Que tengamos el coraje de reconocer que hemos malgastado nuestra herencia, hemos prostituido el verdadero evangelio y estamos comiendo con los cerdos; es hora ya de arrepentirnos de hacer imágenes de Dios conforme creemos, enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres, pues caminamos a tientas, pues aunque el velo ya fue quitado, nos empecinamos en seguir con el; seguimos viviendo en las tinieblas, pues tenemos apagado y contristado el Espíritu Santo, si es que lo tenemos.

Luego de limpiarnos y convertirnos verdaderamente a Dios, aquellos a quienes nos encomendó personas para guiarlas, cerciorémonos que no sean perrillos, pues este animal es considerado inmundo por sus hábitos alimenticios, lame las llagas de los leprosos, lame la sangre derramada y destroza los cadáveres; no les demos migajas ni dejemos que las coman, seamos verdaderos instrumentos útiles para que se conviertan en hijos que disfruten de la mesa y sus manjares. Pues Dios demandará su sangre de nuestras manos, y Jesucristo nos amonesta: "No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las pisoteen, y se vuelvan y os despedacen."

Es hora que "nuestras" congregaciones se conviertan en la verdadera iglesia de Cristo y que El sea nuestra cabeza y director; pues recordemos que delante de Dios no existen congregaciones ni coberturas de hombres que se enseñorean de la grey de Dios. " Hay de los hijos que se apartan, dice el Señor, para tomar consejo, y no de mí; para cobijarse con cubierta, y no de mi espíritu, añadiendo pecado a pecado" Isaías 30: 1....

"Porque dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí,

fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas,

cisternas rotas que no retienen agua."

Jeremías 2: 13.

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