miércoles, 16 de enero de 2013

Corrigiendo el desequilibrio
 
Hace varios años que recibí un correo con este aporte, cuya autoría es atribuida al conferencista y motivador Gabriel Sandler. Te la comparto porque concuerdo con su parecer, y sólo la he complementado con un verso bíblico, perfecto ante los retos y situaciones difíciles.
 
Algunas personas, al enfrentar una amenaza, se hacen más fuertes. Otras se sienten debilitadas. La diferencia no es más, ni menos, que una cuestión de elección.
 
¿Puedes sentirte sinceramente agradecido por los desafíos que enfrentas en la vida? ¿Tienes la capacidad de aceptar una situación tal cual es, y luego ponerte a trabajar para mejorarla? Si así fuese, entonces tu elección a la hora de enfrentar una dificultad estaría por el lado de las fortalezas.
 
Muchos desafíos pueden definirse como un desequilibrio entre cómo son las cosas y cómo querrías tú que fuesen. Siendo así, constituyen una excelente oportunidad para corregir el desequilibrio. Esos desafíos ponen a ese desequilibrio en primer plano justo frente a tus ojos; con la claridad suficiente como para que cobre sentido para ti, de manera tal que puedas hacer algo al respecto.
 
El agradecimiento y la aceptación te dan la posibilidad de ver claramente una realidad tan afortunada como para que, de esa manera, optes por el camino de la fortaleza. Podría parecer extraño sentir un genuino agradecimiento por los desafíos, las dificultades y las desilusiones. Y sin embargo, un enfoque semejante te da la posibilidad de asomarte a la fuerza, real y positiva, que los desafíos te ofrecen para transformar tu vida.
 
 
Salmos 31:1-3
En ti, oh Jehová, he confiado; no sea yo confundido jamás; líbrame en tu justicia. Inclina a mí tu oído, líbrame pronto; sé tú mi roca fuerte, y fortaleza para salvarme. Porque tú eres mi roca y mi castillo; por tu nombre me guiarás y me encaminarás.
 
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