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Dios es el Dueño de la tierra—de todo y cada uno en ella. Dios es el Dueño; nosotros somos solamente mayordomos—administradores—de los recursos de Dios—Mateo 6:31-33.
“Así que no se preocupen diciendo: ‘¿Qué comeremos? O ¿Qué beberemos? O ‘¿Con qué nos vestiremos?’ Porque los paganos andan tras todas estas cosas, y el Padre celestial sabe que ustedes las necesitan. Mas bien, busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas” (Mateo 6:31-33)
¿Te preocupas pensando si vas a tener suficiente de las cosas que necesitas para vivir?
¿Cuál es la clave para no preocuparnos de tales cosas, de acuerdo a este versículo?
¿Cuál es la diferencia entre una “necesidad” y un “deseo?”
¿Qué tan rico es Dios?
¿Piensas que puedes confiar en esta escritura? “Así que mi Dios les proveerá de todo lo que necesiten, conforme a las gloriosas riquezas que tiene en Cristo Jesús” (Filipenses 4:19).
Hay mucha gente que está bajo presión financiera. Esto pone en peligro su salud, equilibrio emocional, y aun su matrimonio. Algunos de los problemas específicos relacionados con el estrés incluye: dolor de espalda, depresión, palpitaciones del corazón, úlceras, insomnio, y baja productividad.
Hazte un examen de estrés - contesten “si’ o “no” a las siguientes preguntas
1. ¿Te encuentras en una situación de estar con un valor neto negativo? Esto es, si sumas todo lo que tienes y restas todo lo que debes, resultará en un resultado positivo o negativo.
2. ¿Estás teniendo dificultad para estar al día con la inflación? Los ingresos no significan mantener el ritmo con el aumento del costo de vida.
3. ¿Estás preocupado porque puedes perder tu trabajo?
4. ¿Estás atrasado con tus diezmos?
5. ¿Tienes gastos que no están en tu presupuesto que te mantienen fuera de balance financieramente?
6. ¿Discutes con tu cónyuge por el dinero?
7. ¿Estás atrasado en el pago con uno más de tus acreedores?
8. ¿Te han llamado un acreedor porque estás tarde en tus pagos?
9. ¿Has comprado algo que no querías o necesitabas?
10. ¿Has comprado algo que no podías solamente para impresionar?
Si respondiste si a cuatro o más de estas preguntas, es probable que estés sufriendo de estrés financiera. Esto resulta a menudo de malos hábitos financieros que has desarrollado a través del tiempo.
¿Puedes pensar en tales hábitos? Menciona algunos pasos específicos que puedes tomar para cambiar tus malos hábitos en buenos.
El propósito de esta lección es asistirte en este proceso. Comencemos con una ceremonia de exorcismo de tus posesiones. Así es como comenzamos a “dejar nuestra tacañería.” Algunos de nosotros hemos sido enseñados desde nuestra temprana edad que si queremos tener algo, tenemos que trabajar duro para obtenerlo y, una vez que lo obtenemos, debemos esforzarnos fuertemente para mantenerlo. Desafortunadamente, estas personas viven la vida pensando que todo lo que poseen es de ellos.
El problema es que esta tierra está en proceso de deterioración, aun nuestros mismos cuerpos. Las cosas que poseemos se van a gastar. Si por lo contrario, entendemos que todo lo que tenemos es un regalo de Dios—que nosotros somos solamente los administradores—los mensajeros de Federal Express de Dios—de las cosas que Dios nos ha permitido tener, encontraremos verdadera paz mental.
Ahora, con estas cosas en mente, haz una lista de las cosas que más aprecias. Reúne a tu familia, y léeles la lista. Una vez que lo hagas, lee la siguiente declaración:
Estoy aquí para darle gracias a Dios por todas las cosas hermosas que nos ha concedido tener y usar. Mientras doy agracias a Dios por estas cosas, también quiero pedirle que me perdone por esos momentos cuando me olvide que El es el dueño de ellas, y que yo solamente soy el administrado. Hoy, formalmente pongo todas estas cosas bajo el señorío de Dios. Todo lo que está en esta lista pertenece a Dios. Si duran por un largo tiempo, son de Dios. Si aumentan en valor, el incremento pertenece a Dios. Si mañana se queman, son de Dios. Dios me proveyó estas cosas para que las administrara en su lugar. Quiero ser un buen mayordomo de ellas, pero no me quiero preocupar por ellas, porque no me pertenecen, le pertenecen a Dios.
“Así que no se preocupen diciendo: ‘¿Qué comeremos? O ¿Qué beberemos? O ‘¿Con qué nos vestiremos?’ Porque los paganos andan tras todas estas cosas, y el Padre celestial sabe que ustedes las necesitan. Mas bien, busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas” (Mateo 6:31-33)
¿Te preocupas pensando si vas a tener suficiente de las cosas que necesitas para vivir?
¿Cuál es la clave para no preocuparnos de tales cosas, de acuerdo a este versículo?
¿Cuál es la diferencia entre una “necesidad” y un “deseo?”
¿Qué tan rico es Dios?
¿Piensas que puedes confiar en esta escritura? “Así que mi Dios les proveerá de todo lo que necesiten, conforme a las gloriosas riquezas que tiene en Cristo Jesús” (Filipenses 4:19).
Hay mucha gente que está bajo presión financiera. Esto pone en peligro su salud, equilibrio emocional, y aun su matrimonio. Algunos de los problemas específicos relacionados con el estrés incluye: dolor de espalda, depresión, palpitaciones del corazón, úlceras, insomnio, y baja productividad.
Hazte un examen de estrés - contesten “si’ o “no” a las siguientes preguntas
1. ¿Te encuentras en una situación de estar con un valor neto negativo? Esto es, si sumas todo lo que tienes y restas todo lo que debes, resultará en un resultado positivo o negativo.
2. ¿Estás teniendo dificultad para estar al día con la inflación? Los ingresos no significan mantener el ritmo con el aumento del costo de vida.
3. ¿Estás preocupado porque puedes perder tu trabajo?
4. ¿Estás atrasado con tus diezmos?
5. ¿Tienes gastos que no están en tu presupuesto que te mantienen fuera de balance financieramente?
6. ¿Discutes con tu cónyuge por el dinero?
7. ¿Estás atrasado en el pago con uno más de tus acreedores?
8. ¿Te han llamado un acreedor porque estás tarde en tus pagos?
9. ¿Has comprado algo que no querías o necesitabas?
10. ¿Has comprado algo que no podías solamente para impresionar?
Si respondiste si a cuatro o más de estas preguntas, es probable que estés sufriendo de estrés financiera. Esto resulta a menudo de malos hábitos financieros que has desarrollado a través del tiempo.
¿Puedes pensar en tales hábitos? Menciona algunos pasos específicos que puedes tomar para cambiar tus malos hábitos en buenos.
El propósito de esta lección es asistirte en este proceso. Comencemos con una ceremonia de exorcismo de tus posesiones. Así es como comenzamos a “dejar nuestra tacañería.” Algunos de nosotros hemos sido enseñados desde nuestra temprana edad que si queremos tener algo, tenemos que trabajar duro para obtenerlo y, una vez que lo obtenemos, debemos esforzarnos fuertemente para mantenerlo. Desafortunadamente, estas personas viven la vida pensando que todo lo que poseen es de ellos.
El problema es que esta tierra está en proceso de deterioración, aun nuestros mismos cuerpos. Las cosas que poseemos se van a gastar. Si por lo contrario, entendemos que todo lo que tenemos es un regalo de Dios—que nosotros somos solamente los administradores—los mensajeros de Federal Express de Dios—de las cosas que Dios nos ha permitido tener, encontraremos verdadera paz mental.
Ahora, con estas cosas en mente, haz una lista de las cosas que más aprecias. Reúne a tu familia, y léeles la lista. Una vez que lo hagas, lee la siguiente declaración:
Estoy aquí para darle gracias a Dios por todas las cosas hermosas que nos ha concedido tener y usar. Mientras doy agracias a Dios por estas cosas, también quiero pedirle que me perdone por esos momentos cuando me olvide que El es el dueño de ellas, y que yo solamente soy el administrado. Hoy, formalmente pongo todas estas cosas bajo el señorío de Dios. Todo lo que está en esta lista pertenece a Dios. Si duran por un largo tiempo, son de Dios. Si aumentan en valor, el incremento pertenece a Dios. Si mañana se queman, son de Dios. Dios me proveyó estas cosas para que las administrara en su lugar. Quiero ser un buen mayordomo de ellas, pero no me quiero preocupar por ellas, porque no me pertenecen, le pertenecen a Dios.
Oración: “Señor, ayúdame a ser un buen Mayordomo de lo que me has provisto. Ayúdame a recordar que nunca debo amar las ‘cosas.’ Las cosas son para ser usadas. La gente fue creada para ser amada. Ayúdame a usar para tu gloria las cosas que administro. No permitas que haga con alguna posesión algo que te avergüence. Como dueño, puedes tomar estas cosas como y cuando lo desees. Ayúdame a estar contento con mi relación contigo y con otros, y no permitas que sienta avaricia por cosas materiales que puedan dañar estas relaciones. Y nunca permitas que de importancia a las cosas que no son duraderas. En el nombre de Jesús. Amén.”
Memorización de la Escritura:
“Del Señor es la tierra y todo cuanto hay en ella, el mundo y cuantos lo habitan” (Salmo 24:1).
Trabaja Diligentemente y Vive una Vida de Simplicidad
Para obtener libertad financiera debes gastar menos de lo que ganas. Esto quiere decir ganar más o gastar menos.
“Y todo lo que te venga a la mano, hazlo con todo empeño” (Eclesiastés 9:10).
El trabajo es un don de Dios. Nuestra vocación es sagrada y debe ser ofrecida a Dios como una forma de adoración; por lo tanto, no debe existir tal cosa como un cristiano perezoso en el trabajo. Trabajamos para sobrevivir. Trabajamos para acumular recursos y ahorrar para el futuro. Trabajamos para encontrar satisfacción personal. Pero sobre todo, trabajamos para ministrar a otros.
Hazte estas preguntas:
¿En qué maneras y bajo qué circunstancias he sentido mi trabajo como una ofrenda a Dios?
¿Soy culpable de evitar el trabajo?
¿He cometido el error de adorar mi trabajo y no a mi Creador?
¿Cuál es mi filosofía de trabajo?
La sencillez es muchas veces un paso necesario para obtener libertad financiera. Simplicidad es “estar dispuestos a desenredarnos de demasiados compromisos y liberarnos de deudas y obligaciones que nos mantienen ansiosos y agotados.”
“Donde hay sencillez no hay nada artificial. Uno no trata de aparentar ser más joven, o más sabio, o más rico que lo que uno es.”
Para obtener libertad financiera a través de la sencillez, debemos estar al tanto del estilo de vida del consumidor. El consumismo se alimenta del orgullo, envidia, y egoísmo. Hay muchos libros escritos en este tema. La sencillez cristiana comienza con el compromiso de evitar consumir demasiado, y abrazar la simplicidad cristiana.
Comienza examinando tu flujo de dinero. ¿Cuánto pasa por tus manos, y hacia dónde va?
Memorización de la Escritura:
“Del Señor es la tierra y todo cuanto hay en ella, el mundo y cuantos lo habitan” (Salmo 24:1).
Trabaja Diligentemente y Vive una Vida de Simplicidad
Para obtener libertad financiera debes gastar menos de lo que ganas. Esto quiere decir ganar más o gastar menos.
“Y todo lo que te venga a la mano, hazlo con todo empeño” (Eclesiastés 9:10).
El trabajo es un don de Dios. Nuestra vocación es sagrada y debe ser ofrecida a Dios como una forma de adoración; por lo tanto, no debe existir tal cosa como un cristiano perezoso en el trabajo. Trabajamos para sobrevivir. Trabajamos para acumular recursos y ahorrar para el futuro. Trabajamos para encontrar satisfacción personal. Pero sobre todo, trabajamos para ministrar a otros.
Hazte estas preguntas:
¿En qué maneras y bajo qué circunstancias he sentido mi trabajo como una ofrenda a Dios?
¿Soy culpable de evitar el trabajo?
¿He cometido el error de adorar mi trabajo y no a mi Creador?
¿Cuál es mi filosofía de trabajo?
La sencillez es muchas veces un paso necesario para obtener libertad financiera. Simplicidad es “estar dispuestos a desenredarnos de demasiados compromisos y liberarnos de deudas y obligaciones que nos mantienen ansiosos y agotados.”
“Donde hay sencillez no hay nada artificial. Uno no trata de aparentar ser más joven, o más sabio, o más rico que lo que uno es.”
Para obtener libertad financiera a través de la sencillez, debemos estar al tanto del estilo de vida del consumidor. El consumismo se alimenta del orgullo, envidia, y egoísmo. Hay muchos libros escritos en este tema. La sencillez cristiana comienza con el compromiso de evitar consumir demasiado, y abrazar la simplicidad cristiana.
Comienza examinando tu flujo de dinero. ¿Cuánto pasa por tus manos, y hacia dónde va?
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