sábado, 18 de febrero de 2012

HAMBRE DE DIOS

HAMBRE DE TI
El hambre es la sensación que indica la necesidad de alimento o gana y necesidad de comer. También puede ser escasez de alimentos básicos, que causa carestía y miseria generalizada o apetito o deseo ardiente de algo.

He aquí vienen días, dijo el Señor DIOS, en los cuales enviaré hambre a la tierra, no hambre de pan, ni sed de agua, sino de oír la palabra del SEÑOR. Amos 8: 11.

Alguno de nosotros ha experimentado verdadera hambre?.  Y no me refiero a los deseos de comer que  frecuentemente sentimos entre comidas o de un día para otro; hablo de esa sensación que debilita, que consume. Miles de personas en su mayoría niños mueren diariamente por este azote y a través de la historia ni se diga.

En la Biblia encontramos varias referencias sobre la necesidad de sentir hambre, pero no de pan sino hambre por la Palabra de Dios; una de las bienaventuranzas nos habla de este tema. Creo que nosotros en algún momento hemos sentido esta necesidad de saciarnos en Dios, pero al igual que en nuestra vida física todo se nos vuelve costumbre, aun el comer; permítame preguntarle si tomar los alimentos es un especial para usted, saborea, degusta, disfruta; o solo come? Se volvió un hábito; en nuestro caminar espiritual realizamos nuestras prácticas devocionales como una rutina, ya las aprendimos, nos volvimos “profesionales”, nos graduamos y pensamos que ya sabemos todo acerca de Dios.
La verdad es que solo Dios conoce nuestros corazones y a cada uno nos juzga de acuerdo a su justicia y misericordia, pero yo le invito a ser honesto y pensar qué tipo de hambre está sintiendo, quizá es su hambre, su necesidad, y de la misma manera la sacia a su manera; pero la verdadera hambre por Dios y su Palabra solo la puede poner el mismo Dios a través de su Espíritu en cada uno.
Dios no quiere que nos contentemos con las migajas que caen de la mesa, El quiere comer con nosotros en Su mesa, desea, lo anhela, que seamos sus convidados, fieles cada día, no con rituales y hábitos de muchos años,  conceptos copiados de otros y nada originales, nuestra hambre solo son deseos de comer pero nada más, la verdadera hambre es la que Dios mismo pone en nuestro ser, recordemos lo que dice por boca del profeta Jeremías:
“Porque no hablé yo con vuestros padres, ni nada les mandé acerca de holocaustos y de víctimas el día que los saqué de la tierra de Egipto.
Mas esto les mandé, diciendo: Escuchad mi voz, y seré a vosotros por Dios, y vosotros me seréis por pueblo; y andad en todo camino que os mande, para que os vaya bien.” Jer. 7: 22-23 ss.
Recordemos que el Señor solo quiere de nosotros, lo único que nos pertenece, nuestro corazón, nuestra voluntad. Pidámosle que ponga en nosotros hambre de su Palabra, que el Espíritu Santo nos visite y tenga misericordia, dejemos nuestra suficiencia y reconozcamos que no le conocemos como es debido, saboreemos su alimento, deseemos como niños recién nacidos, su leche y mamemos de sus pechos para poder ser consolados; entonces, estemos dispuestos a darlo TODO, por un momento con El.
Solo deseo y es mi oración que no cerremos nuestros oídos y respondamos al llamado de Dios.

Bienaventurados los que tienen hambre, porque ellos serán saciados.  
http://www.youtube.com/watch?v=nbR6XvA-tmg

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